El asalto a la Bastilla, ocurrido el 14 de julio de 1789, fue uno de los acontecimientos más simbólicos de la Revolución Francesa. La Bastilla era una fortaleza en París que servía como prisión estatal y, aunque en ese momento albergaba solo a unos pocos prisioneros, se había convertido en un símbolo del poder absoluto de la monarquía y de la arbitrariedad del rey, pues ahí se encerraba a personas sin juicio previo mediante las llamadas cartas de cachet (Una lettre de cachet era, durante el Antiguo Régimen en Francia, una carta que servía para transmitir una orden del rey. Su equivalente en el Antiguo Régimen español es la orden reservada. Fueron abolidas por la Asamblea Nacional Constituyente, en marzo de 1790).
El contexto previo fue de gran tensión: Francia atravesaba una profunda crisis económica, escasez de alimentos y descontento popular por los altos impuestos. Además, circulaban rumores de que el rey Luis XVI planeaba disolver por la fuerza la Asamblea Nacional, creada por el Tercer Estado para representar al pueblo. Los parisinos, temiendo una represión, buscaron armas para defenderse y se dirigieron a la Bastilla, donde se almacenaba pólvora y municiones.
Comenzaron las negociaciones para que el gobernador Bernard-René de Launay entregara la fortaleza y la pólvora, pero se negaba.
Tras varias horas de tensión, estalló el combate: los manifestantes atacaron las puertas y las murallas. Parte de la Guardia Francesa, simpatizante del pueblo, se unió a los atacantes con cañones. Finalmente, hacia las 5 de la tarde, la Bastilla se rindió. Los parisinos tomaron el edificio y liberaron a los siete prisioneros que quedaban.
El gobernador Launay fue capturado y ejecutado por la multitud.
El asalto a la Bastilla no solo significó la caída de un símbolo de la tiranía real, sino que demostró el poder del pueblo organizado. Su impacto fue enorme: fortaleció la Revolución, obligó al rey a reconocer la fuerza de los acontecimientos y se convirtió en un emblema de libertad y resistencia. Por ello, el 14 de julio se celebra hasta hoy como la fiesta nacional de Francia.