Las principales razones que llevaron a Luis XVI a intentar escapar fueron:
Pérdida de poder político: la nueva Constitución de 1791 reducía su autoridad a la de un simple monarca constitucional.
Presión de los revolucionarios: los disturbios, las manifestaciones y la vigilancia constante hacían que el rey se sintiera en peligro.
Influencia de María Antonieta y de los nobles emigrados: ambos creían que el rey debía reunirse con los ejércitos fieles al antiguo régimen en el este del país y pedir apoyo a las potencias extranjeras.
Esperanza de restaurar la monarquía: desde la ciudad fortificada de Montmédy, cercana a la frontera con los Países Bajos austríacos (actual Bélgica), el rey esperaba reorganizar sus fuerzas y retomar el control de Francia.
El plan fue elaborado con ayuda del conde Axel von Fersen, un noble sueco cercano a la reina. La familia real debía salir de París disfrazada y viajar en un carruaje cerrado, pasando por distintas postas hasta llegar a Montmédy, donde los esperaban tropas leales.
Sin embargo, el plan presentaba varios errores desde el principio:
El carruaje era grande y llamativo, lo que atraía la atención.
La salida fue lenta y mal coordinada.
Los guardias encargados de escoltarlos no sabían con certeza el momento exacto del viaje.
Durante el trayecto, el grupo fue reconocido por Jean-Baptiste Drouet, un empleado de correos en la ciudad de Sainte-Menehould, quien identificó al rey gracias a una moneda con su rostro. Drouet alertó a las autoridades locales, y cuando el carruaje llegó a Varennes, fue detenido por la Guardia Nacional y por los ciudadanos del pueblo.
Luis XVI intentó justificar su viaje como una simple visita administrativa, pero nadie lo creyó. La familia fue arrestada y escoltada de regreso a París, entre el silencio y la indignación del pueblo.
La Fuga de Varennes tuvo un impacto enorme en la Revolución:
Pérdida total de confianza en el rey: hasta entonces, muchos franceses creían que Luis XVI aceptaba las reformas. Tras la fuga, quedó claro que no compartía los ideales revolucionarios.
Crisis de la monarquía constitucional: el intento de huida demostró que la convivencia entre el rey y la Revolución era imposible.
Radicalización del movimiento revolucionario: los grupos más moderados (como los girondinos) comenzaron a perder influencia, mientras que los jacobinos y otros grupos republicanos ganaron fuerza.
Aceleración del proceso republicano: en 1792 se abolió la monarquía y se proclamó la Primera República Francesa.
Destino del rey: en 1793, Luis XVI fue juzgado y ejecutado en la guillotina, acusado de traición a la patria.